Cortázar menciona a un escritor: Jorge Luis Borges escribió un cuento que se llama "Funes el memorioso" que es un cuento Fantástico. “Funes el memorioso” nos deposita en un terreno fértil para ello; no obstante, despierta más interrogantes que certezas sobre el funcionamiento de la psiquis humana. El narrador no puede empezar de otra manera que renunciando al derecho de pronunciar el verbo “recordar”.
Funes el memorioso jorge luis borges. Cita Cortázar como ejemplo el cuento de Borges “Funes el Memorioso”, que es un muy buen ejemplo de literatura fantástica a mi modo de ver. En el cuento Funes el memorioso (1944) narra una larga metáfora del insomnio, la cual no difiere de sus cuentos anteriores, salvo que está más influida por la lectura de Chesterton y en que su ejecución es menos torpe. De hecho al igual que el personaje del cuento, el escritor tenía esta prodigiosa habilidad.
8. Le era muy difícil dormir. El narrador un habitante más de la biblioteca exige porque en determinado lugar de lindo hay un libro total que sea la cifra y el compendio perfecto de todos los demás, tal y como en este cuento vendría a ser Funes el Memorioso, el compendio perfecto de todos los individuos. 489-490. (Repito que el menos importante de sus recuerdos era más minucioso y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico.) (Repito que el menos importante de sus recuerdos era más minucioso y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico).
(Repito que el menos importante de sus recuerdos era más minucios y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico.) ¿Qué es el empirismo? Dormir es distraerse del mundo; Funes, de espaldas en el catre, en la sombra, se figuraba cada grieta y cada moldura de las casas precisas que lo rodeaban. En este libro se encuentran obras maestras como El jardín de los senderos que se bifurcan, Pierre Menard, autor del Quijote, Funes el memorioso, El Sur, El …
I, pág. El milagro secreto El universo físico se detuvo. Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nadie la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del día hasta el de la noche, toda una vida entera. Irineo Funes, en «Funes el memorioso» (Ficciones), una de las criaturas borgeanas en quienes se da lo que Ana María Barrenechea llama «la posesión angélica del universo» 15, cuyas increíbles dotes de retención de datos infinitos asombran, tampoco merece una muerte superior: «murió en 1889 de una congestión pulmonar» (I, p. 484). Lumen 560 págs., 32,9 ¦euro; Oportuna reedición integral, en un solo volumen, de los relatos del que es sin duda el gran referente del cuento corto en lengua castellana. Es un cuento situado en una realidad absoluta y abrumadoramente común y corriente, pero el elemento de la memoria de este hombre, que nada olvida, resulta sobrenatural. El brazo del sargento eternizaba un ademán inconcluso. Le era muy difícil dormir. En el cuento La forma de la espada, Borges afirma por boca de su personaje a John Vincent Moon la siguiente convicción: «Lo que hace un hombre es como si lo hicieran todos los hombres. Funes escapa a esa lógica, es capaz de rememorar las vetas de un libro que sólo vio una vez, las nubes australes del 30 de abril de 1882, ocupa un día entero recapitulando, justamente, un día entero y descarta, en forma maravillosa, un sistema de codificación que pueda describir cada piedra, cada perro, cada pájaro por considerarlo extremadamente ambiguo y general.
Dormir es distraerse del mundo; Funes, de espaldas en el catre, en la sombra, se figuraba cada grieta y cada moldura de las casas precisas que lo rodeaban. Le era muy difícil dormir. Por eso no es injusto que una desobediencia en un jardín contamine al género humano; por eso no es injusto que la crucifixión de un solo judío baste para salvarlo. Funes sería esa caricatura porque éste sólo ha adquirido conocimiento a partir de sus recuerdos que son su propia experiencia, y no conoce más de lo que éstos exceda, que es lo que dice el empirismo.